Hace poco me fui a cine sola, un plan que disfruto mucho para sorpresa de mis allegados, cuya reacción más común al comentarles que fui a ver una película sola no es decir cuál o donde sino: ¿sola?

La verdad, fui sin saber de qué era la trama, apenas motivada por el reparto y por la recomendación de una amiga que me había comentado que era "bonita". Así que, en principio, y por la traducción del título al español, pensé que se trataba de una cinta romántica.

'Regresa a mí' o 'Ben is back', su título original, es protagonizada por la reconocida, versátil y siempre bella Julia Roberts y el talentoso y joven actor, Lucas Hedges, y aunque la película no resultó ser romántica, sí está cargada de amor. Es un drama acerca de la lucha y el dolor que enfrenta una madre por la adicción de su hijo a las drogas.

Una temática dura, cruda, real y lastimosamente cercana a tantas y tantas personas que deben lidiar a diario con este monstruo poderoso que irrumpe de repente en sus vidas, arrasando con todo; destruyendo hogares, cuerpos y corazones, y dejando marcas y heridas dolorosas, difíciles de borrar.

A mí en particular me revolvió el alma. Me revivió tristezas y me devolvió como un espejo momentos y emociones que solo el tiempo y el cielo ayudan a bloquear de la memoria.

Pero esta problemática avanza. Según el Informe Mundial de Drogas 2018 publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en el mundo, el númeró de muertes causadas directamente por el uso de sustancias aumentó en un 60% entre 2000 - 2015, y alrededor de 275 millones de personas han consumido drogas al menos una vez en el año.

En Colombia, el consumo de drogas ilícitas se ha incrementado tal y como dan cuenta los informes del Observatorio de Drogas de Colombia ODC, y no solo porque más personas las consumen, sino porque lamentablemente la oferta de sustancias es cada vez más grande y diversa. Se reportan más de 30 nuevas drogas narcóticas de origen químico o vegetal.

La película termina con un final bastante emotivo y toca fibras. La verdad, yo me arrepentí de haber ido esta vez a cine sola y lamenté no haber contado con la compañía de alguien para distraer las tristezas que despertó.

Eso hizo precisamente mi vecina de silla en la sala, quien fue acompañada de una mujer mayor, quizás su madre, quien oportunamente la consoló tomando su mano, mientras ella estalló en un llanto desgarrador. Aun cuando las luces se encendieron y todos emprendimos la marcha, ella siguió ahí sentada llorando tan fuerte como era su dolor.