Este martes 9 de febrero se cumplen 30 días desde que el Director de Fenalco Atlántico, Carlos Hernando Jiménez fue denunciado ante la Fiscalía por violencia intrafamiliar. Un mes después, el hombre que golpeó a su esposa hasta sangrarla y llenarla de hematomas, continúa siendo el representante del gremio de los comerciantes en Barranquilla, mientras mi hermana aún no ha podido entrar al apartamento que compartían a sacar sus pertenencias. ¡Qué horror!.
Cursa contra éste hombre una denuncia por maltrato y violencia en una Comisaría de Familia, presentada por el hijo de su pareja, mi valiente sobrino, y existe una orden para que no se le pueda acercar. También, un proceso penal pues la legislación actual, desde el 2014, protege a las víctimas de violencia y aumentó las penas en prisión para este delito que pueden variar de 4 a 8 años, o incluso más si la conducta recae en un menor o una mujer.
Es indescriptible la impotencia y el dolor que se sienten al conocer que una hermana ha sido atacada a golpes por su propio marido. Verla cómo se pierde en la red del maltrato sin vislumbrar salida, cómo se consume en angustias y tristezas sin pedir ayuda directa. El pánico que se siente al saber que cada noche duerme con el enemigo, y que ya una vez ese monstruo se atrevió a pasar de los insultos, los jalones de pelo y los apretones a una paliza, la próxima puede llegar en cualquier momento y más fuerte.
Es muy doloroso pero ejemplarizante presenciar cómo en esta situación, los papeles se invierten, y entonces son los hijos los que protegen como fieras a su madre. Valientes, decididos, apoyados por toda nuestra familia, estos jóvenes rescataron literalmente a su mamá de la boca del “lobo feroz”.
Hoy es el día del periodista y el oficio y la vocación me llaman a cuestionar al Presidente de Fenalco Nacional, Guillermo Botero por mantener en su cargo en su seccional Atlántico a una persona de tan detestable conducta y al Comité intergremial del departamento por dejar que pasen los días y siga un maltratador como representante de los comerciantes en Barranquilla.
Quizás para solicitarle su renuncia inmediata pesen los 21 años que lleva al frente de Fenalco en el Atlántico, enriqueciéndose vaya uno a saber con qué accionar. Si es capaz de controlar, amenazar, agredir psicológica y físicamente a las mujeres, con seguridad, no le habrán faltado escrúpulos para maltratar las finanzas de la Federación que dirige.
Pero como me señalaba un sabio amigo, “golpear al jefe es motivo de despido, pero golpear a su mujer no es una causal”. Tal vez por eso y por lo costosa que resultaría una indemnización de más de dos décadas es que la Junta de Fenalco Atlántico no se ha atrevido a ser contundente y retirarlo a la calle como merece. Por temor a la demanda que pueda interponer y al platal que les tocaría aflojar.
Mientras tanto, todos callan. En Barranquilla, el estruendo del maravilloso carnaval de Marcela llenó todos los espacios. El consuelo es tener la certeza de que Dios es justo y sus tiempos son perfectos, que mi hermana está por fin segura, rodeada de amor y que después de seis años duerme tranquila. Eso no tiene precio.
0 Comentarios
Deja tu comentario