Cuando llegó la noticia de que iba a ser tía por primera vez, hace ya 26 años, sentí una emoción indescriptible. Para entonces era una estudiante de periodismo que vivía en Bogotá y como todo estudiante de provincia, contaba los días para que acabara el semestre y pudiera yo viajar de vacaciones a la casa de mis padres en mi natal Barranquilla.
Vivir en la capital siempre me impidió - y hasta nuestros días - , disfrutar y compartir momentos familiares clave como fiestas, reuniones, navidades, o cumpleaños de los seres queridos. Fue así como me perdí el nacimiento de siete de mis ocho sobrinos y debí conformarme con los detalles minuciosos entregados por teléfono por mi madre, y demás integrantes de mi entrañable familia.
El 15 de enero de 1989, nació en Valledupar Mariana, la primera sobrina, nieta y bebé de la familia. Entonces no existían los teléfonos inteligentes, ni el facebook ni el whatsapp, de forma que para ver unas fotos tocaba esperarlas por días. El proceso implicaba toma, revelado y envío por correo, pero no electrónico sino aéreo!, todo un rollo. Así que antes de poder ver las primeras fotos en papel de mi sobrina debí conformarme con las descripciones orales que me llegaban: "Es exacta a la mamá", "Es una muñeca", "es la bebé más linda del mundo", "tiene los ojos azules, azules", "la naricita es perfecta". Todo aquello me emocionaba y aumentaba mis ganas de conocerla, pero confieso que creía, aun sin verla, que podía haber algo de exageración. Y no, ella resultó tan linda como me la pintaban.
De ahí en adelante, ya más nunca tomé un viaje directo Bogotá - Barranquilla en mis vacaciones universitarias. Mis viajes a la costa tendrían una escala voluntaria en Valledupar, para disfrutar al menos una semana junto a mi sobrina, así después tuviera que aguantar mareada más de cuatro horas de viaje por carretera hasta Barranquilla. Todo con tal de ver a la muñequita.
Para completar mi orgullo reluciente de tía mi hermana me nombró madrina de Mariana. Aun recuerdo como ayer la ternura que sentía al cargar esta personita con nariz, envuelta en sus finas mantas de olan. Los años pasaron y ella fue creciendo como la niña de los ojos de toda su familia. Papás, hermanos, tíos, primos y abuelos seguimos derretidos por su dulzura y seriedad.
Reservada, familiar, estructurada, optimista, intensa, de buen humor, hiperresponsable y con los pies en la tierra como buena capricorniana; amante del tinto y de los postres, nos enamora a todos todos los días con su voz de pito y su mirada de cielo.
En medio de tantas despedidas y showers que ha recibido, su madre quien por supuesto está más emocionada y sensible que nadie con la noticia del matrimonio de su "patica", nos pidió a su familia al invitarnos a una de esas tantas reuniones que me perdí, que le diéramos un regalo que no tuviera ningún valor económico. Yo no pude asistir al almuerzo pero aquí le dejo mi regalo. Estas letras donde dejo constancia de mi profundo amor por Mariana Sofía, un amor que reparto con mis otros siete sobrinos y que solo quienes somos tíos comprendemos, y disfrutamos al maravillarnos reconociendo en ellos rasgos, gestos y actitudes de nuestros hermanos. El amor más tierno que conozco. Felicidades muñequita!
"Tu tía favorita"
0 Comentarios
Deja tu comentario