Sin duda la vida está hecha de pequeños momentos, de instantes simples e irrepetibles que los motivadores, y quienes se dedican a animar a los demás, invitan a disfrutar para así descubrir la esencia de la felicidad, en la sencillez misma de la cotidianidad.
Todo eso suena muy bonito, y aunque estoy de acuerdo en que en la simplicidad de un abrazo, de sentir un rayito de sol en la cara, o de escuchar las olas del mar, podemos encontrar miles de razones para sentirnos agradecidos y felices de estar vivos; existen otros pequeños momentos de nuestra vida diaria que, aunque deberían, no siempre nos resultan simples ni gratificantes, y lo que es peor, se repiten y se repiten para recordarnos nuestras limitaciones más elementales.
Me refiero a esos "tiempos muertos", que perdemos a diario desempeñando o lidiando con tareas o actividades comunes y sencillas para las cuales definitivamente no tenemos gran habilidad o como dirían por ahí "somos negaos". Minutos valiosísimos malgastados en oficios tontos que se roban nuestra paciencia y en ocasiones nos hacen sentir torpes.
En mi caso, el tiempo muerto que más detesto es el que dedico a la desenredada diaria de los audífonos que conecto siempre a mi celular al salir de mi casa hacia el trabajo para escuchar las noticias de la radio. Son tan largos, tan delgados, tan cauchosos que se vuelven un ocho no importa cuanto los doble o donde los guarde. Todas las veces que los saco del interior de mi cartera están hechos un gran nudo y desenredándolos puedo tardar varios desesperantes minutos. Hay veces que incluso ya casi llego a mi lugar de trabajo, y yo sigo ahí peleando con los berracos cables.
Otro de esos "tiempos muertos" es el que gastamos frente a los secadores eléctricos de manos instalados en los baños públicos. Allí de pie, con las manos frías y chorreantes se empieza un bailecito debajo de la caja metálica para lograr que se active el sensor del caprichoso aparato... segundos de no larga, pero sí cansona espera. Y una vez arranca, no puede uno moverse ni un centímetro porque enseguida se apaga y empieza otra vez el jueguito de acercar las manos para que vuelva a salir el aire caliente!. Generalmente para no someterme al bailoteo indignante del secador, termino casi siempre tomando papel higiénico para secar mis manos con mayor rapidez, y eso sí, quedan secas pero llenas de papelitos blancos pegados por todos lados.
Claro que el tema del papel higiénico merece también su reconocimiento en esta lista. Nada más desesperante que tratar de encontrar la punta del papel en esos rollos gigantes de los dispensadores de los baños públicos, blindados en una cajota plástica y con un hueco debajo por donde solo cabe media mano. Empieza uno entonces como un bobo a darle vuelta al rollo para que avance la punta y poder por fin rasgar una tira de tamaño suficiente. Después de varios intentos y segundos perdidos, el resultado es casi siempre una marca blanca en la mano rasguñada de tanto empujar el rollote ese.
Tratar de abrir las bolsas plásticas en la sección de frutas y verduras de los supermercados es para mí otra gran perdedera de tiempo. Debo confesar que cada vez que me enfrento a este momento lo hago con actitud positiva, deseosa de superar la prueba. Pero es imposible. Las froto con ambas manos, me pongo saliva en la punta de los dedos, busco por arriba y por abajo, soy paciente, respiro y vuelvo a intentar, pero las bolsas no me abren! NO se me da el tema!!. Entonces aparece un diligente funcionario o mi hijo de 7 años y con sólo deslizar un dedo sobre otro logran abrirlas en un pestañar ante mis ojos, para recordarme no importa el tiempo que perdí intentándolo que para esa actividad, soy negada!!
Como esos, hay muchos otros pequeños momentos llenos de tiempo muerto que no entiendo bien para qué ocurren, o qué papel aleccionador cumplen en mi vida, pero se repiten. Tratar de abrir una lata de vick vaporub por ejemplo es querer perder tiempo a la fija, como lo es repetir y deletrear mi nombre cada vez que lo pronuncio.. O qué tal los segundos que se nos van mirando como bobos la pantalla del celular, a la espera de que nos respondan un mensaje de chat...¿Y usted en qué pierde tiempo?
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