Tarea difícil contradecir al maestro, pero una alumna aplicada, debe hacerlo. Decía María Isabel Rueda en su columna del 1 de febrero en el diario El Tiempo, que llegó la hora de partir cobijas y definirnos en si estamos del lado de Juanes o del lado de Shakira, ya que según la columnista, “las dos cosas no son compatibles”. Pues debo refutarle a María Isabel su polémica opinión que pretende dividir el corazón de los colombianos entre uno u otro de los más queridos y exitosos embajadores de nuestro país en el mundo.
Las comparaciones son odiosas, y esta columna de María Isabel sin duda lo confirma. Resulta antipático ponderar la humildad y transparencia que todos admiramos en Juanes, al tiempo que se afirma que las intenciones de Shakira se quedan enredadas en su pelo. Injusto afirmar que las valiosas causas sociales que emprende Juanes salen de su alma, y en cambio señalar, que las obras que promueve Shakira provienen del oportunismo y el cálculo.
Pero quizás lo más desproporcionado y ahí sí traído de los cabellos, es pretender situar a los colombianos en la absurda encrucijada de elegir y que dividamos de tajo nuestros afectos entre estos dos compatriotas que tanto orgullo y alegrías nos generan.
Juanes es sin duda un osito de peluche, pero Shakira no es ninguna muñequita de porcelana lejana e intocable. Shakira no sólo toca la guitarra, también la dulzaina, y la batería, y no es que necesite bailar para cantar, sino que sus arraigadas raíces costeñas le impiden dejar quietas sus caderas ante los ritmos que interpreta, para deleite de sus millones de fans. No le falta inspiración, sino tiempo para escoger entre los cientos de letras que tiene escritas, las mejores para su próxima producción.
Deja además dudas la columna, sobre la colombianidad de Shakira a quien le atribuye orígenes canadienses, argentinos, y árabes. Shakira sí fue criada en el seno de una familia de ancestros libaneses, pero nació y creció en Barranquilla, donde vuela varias veces al año no sólo a inaugurar colegios de 12 mil millones de pesos para beneficiar a miles de estudiantes de escasos recursos, sino para compartir con familiares y amigos, y comer huevas de pescado y mojarra frita en las playas de Salgar. Y cada vez que puede, en cuanto escenario se sube alrededor del mundo, pega el grito “que viva Colombia”.
Hacerle caso a María Isabel sería armar la guerra desde la casa. En la mía por ejemplo terminaría poniendo en bandos distintos a dos hermanos que se adoran, pero que por pura afinidad de género, se inclinan más por el uno que por el otro. ¿Cómo escoger entonces entre ponernos la camisa negra y andar con los pies descalzos?, ¿Cómo quedarnos con los Ojos así pero sin Volverte a ver?.
Imposible lograrlo. Así que ni lo intenten, entre gustos no hay disgustos, y quizás podamos preferir entre un ritmo y otro, y una letra y otra, pero ni de fundas tener que partir cobijas entre nuestro amor por Juanes o el de Shakira. Los dos son unos tesos y tenemos todo el derecho de seguir abrigándolos en nuestro corazón. Sin riesgo de caer en ninguna incompatibilidad.
4 Comentarios
Me encantó el tema, muy ponderado y una lección para las periodistas de viaja data, que se creen dueños y señores de la verdad que más que aportar lo que hacen es separar el corazón de la razón. Los colombianos debemos aprender a estar orgullosos de los logros de aquellos que sacan la cara por todos nosotros.
ResponderEliminarEl cansancio y el astío de muchos adolescentes por el colegio nace de esos madrugones tan perversos a los que sometemos a nuestros hijos, cuando desde los dos o tres años les imponemos unas jornadas draconianas y no contentos con esto, cuando llegan del colegio no les permitimos descansar ni jugar sino que los ponemos a lecturas rápidas, cursos de inglés, ballet, karate y todo lo que se nos ocurra con tal de tener un "trofeo" que mostrarle a nuestros amigos. Ya no estamos criando niños sino niños adultos inmaduros y feroces.
ResponderEliminarOjalá sigas tocando este tema que nos toca a las que somos madres y a la sociedad que también le toca su dosis. Sigue así.
Suficiente intolerancia tenemos ya, para ponernos a debatir referente a dos artistas que han mejorado la imagen de Colombia en el exterior, a su modo creo que cada uno demuestra que es colombiano y lo hace sentir, creo que la columna de Maria Isabel lo único que hace es polemizar dos formas de pensar pero que a final de cuentas los que hace es distanciar a los fans de cada uno.
ResponderEliminarSuficiente intolerancia tenemos ya, para ponernos a debatir referente a dos artistas que han mejorado la imagen de Colombia en el exterior, a su modo creo que cada uno demuestra que es colombiano y lo hace sentir, creo que la columna de Maria Isabel lo único que hace es polemizar dos formas de pensar pero que a final de cuentas los que hace es distanciar a los fans de cada uno.
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